Es tremendo que un partido de fútbol se juegue a las 23.00 de una noche entre semana por mucho que sea en el mes de Agosto. En este caso se trataba de la final de la Supercopa de España entre el Barça y el Madrid, así que ganara quién ganara iba a ver celebración y lo que ello conlleva: gritos y petardos. Dos elementos ruidosos que en este caso se produjeron cerca de la una de la madrugada (y aún gracias que no hubo prórroga y finalties), con el consiguiente malestar para las personas que al día siguiente trabajaban.
Y es que parece que el fútbol todo lo puede. Se programa un partido a esa hora a sabiendas del ruido que se generará posteriormente cuando por el contrario tenemos toda una serie de normas para minimizar el ruido nocturno, como por ejemplo la hora de finalización de las orquestas en las fiestas de verano y de las terrazas de los bares. Estoy de acuerdo en controlar el ruido nocturno, es básico y una muestra de respeto hacia los que madrugan al día siguiente; por eso no me parece de recibo que se permita un partido de fútbol que implique celebración a esas horas de la noche.
Ese fue el partido del famoso dedo en el ojo de Mourinho a “Pito” Vilanova. Santo Dios, qué grande. Esto no lo he visto yo ni cuando jugaba en el equipo de juveniles de mi barrio. Como un superprofesional puede llegar a hacer esas cosas cuando la desesperación de la derrota le puede. Aún así me queda la duda de si es la desesperación (léase desequilibrio) o son ganas de provocar y que el otro le suelte una buena ostia – que es lo único que se merece Mourinho – lo que le llevan a protagonizar este tipo de actos. No sé si son estos gestos a los que se refiere el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, cuando habla de señorío. Espero que sepa reconocer y castigar a su entrenador por este gesto.
Es tremendo que a Mourinho se le permitan hacer todo este tipo de cosas. Por esta acción debería recibir una sanción ejemplar, sanción que nunca ha recibido ni en Inglaterra, ni en Italia ni en España, países donde ha entrenado últimamente y donde siempre se le han consentido estos actos. Tampoco es de recibo y es lamentable que los periodistas madrileños consientan que haga las ruedas de prensa según a él le rote. Pero parece que todo el entorno madridista esté encandilado con su entrenador y sea incapaz de ver o simplemente trague con lo que este señor impone.
Y, por favor le ruego a quien tenga que rogarle, que se acaben los Barça – Madrid. Ya son muy cansinos. Tengo un compañero que dice que toda esta serie de derbies han sido concebidos para divertir al populacho, para que por unos días (1 mes completo al final de la pasada temporada) nos olvidáramos un poquito de la crisis y de los políticos - banqueros que la han provocado. Cada vez me lo creo más.
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