miércoles, 27 de julio de 2011

Lavabos de chicos … argggg


Qué asco que dan los lavabos públicos, sobre todo los de chicos que son los que más conozco (aunque no quiero ocultar que alguna vez y por necesidades de la producción he tenido que entrar en el de chicas). Suelos empapados de pis, inodoros llenos de excrementos, cisternas que no funcionan, etc.

Mención especial a este tipo de actos vandálicos merece el usuario al que, literalmente, le explota el culo.  No sé quién es capaz de conseguir ese efecto, pero a veces pienso que no puede ser humano. No llego a imaginar cómo alguien puede dejar parte de sus heces en el borde mismo del váter ni como puede dejarlas tan esparcidas. También está aquel individuo para el cual el orificio de los inodoros es insuficiente y necesita orinar en todo el suelo del lavabo.

¿Cómo defenderse de estas agresiones? El homo sapiens ultracautelosus seguirá el siguiente patrón cuando vaya al lavabo: -1- cortará un trocito de papel para correr el cerrojo, -2- abrirá la(s) tapa(s) retrete bien con el pie arriesgándose a una caída en caso de descontrol de la postura o cogerá un trozo de papel para hacerlo con la mano, -3- si quiere sentarse cubrirá de papel todo el borde del váter y limpiará el suelo para que al bajarse el pantalón éste no se moje, -4- hará sus necesidades, -5- tirará de la cadena y con un poco de suerte utilizará la escobilla para limpiar los restos, -6- volverá a cortar un trocito de papel para descorrer el cerrojo, -7- se lavará las manos y cerrará el grifo con el dorso de una de ellas, -8- cortará un papel para secarse las manos y ese mismo papel será utilizado para abrir la puerta principal, colocando el pie para que ésta no se cierre mientras tira dicho papel.

Una evolución (más bien involución) de los últimos años son esos retretes típicos de los nuevos edificios de oficinas donde lo compartes todo ya que se tratan de lavabos abiertos por arriba y por abajo donde la intimidad deja de existir. Esos lavabos parecerían pensados por algún psicólogo especializado en hermandades sino fuera porque todos sabemos que se hacen así para ahorrar costes. Donde antes habían ladrillos de suelo a techo ahora hay una fina mampara donde todo se oye y donde puedes imaginar exactamente que hace el de al lado. Amigos fabricantes de lavabos: no quiero ni necesito saber cómo hace sus necesidades mi jefe si coincido con él en el lavabo. Ni quiero estar pendiente de qué ruidos hago o dejo de hacer.

Hay dos objetos muy muy muy complicados de comprender para los chicos. El primero es ese cartel que dice “Rogamos dejen el lavabo como lo han encontrado”; somos capaces de leer y entender un tocho con las instrucciones de nuestra televisión donde se habla de conexiones, configuraciones, Media Play y AYNET pero no somos capaces de aplicar lo que dice el cartel del lavabo. Y el segundo es la escobilla; amigos, hagamos un esfuerzo aunque sea utilizando otro trozo de papel para cogerla.

También me gustaría enviar un mensaje al personal de mantenimiento de bares, restaurantes y garitos por el estilo: el pestillo es muy importante. Imaginad la siguiente situación: te viene un apretón, estás en el lavabo de un bar de mala muerte donde no te puedes sentar a menos que estés dispuesto a enfermar (en estos bares la salubridad de las patatas bravas ya es cuestionable así que figurad la del lavabo) y, oh señor, el pestillo no existe. No se pueden hacer las necesidades mayores con tanta presión!!!

1 comentario:

  1. Mi querido Alvor:

    Cuando no tengas pestillo en un lavabo..es muy fácil! recortas otro trozo de papel, para aguantar la puerta con la mano, si es que llegas...y listo!

    si es que os ahogáis en un vaso de agua !! ;-)

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