Ayer se produjo la absolución por las acusaciones de la trama Gürtel para Francisco Camps y Ricardo Costa. A pesar de todo lo que se ha visto, declarado y escuchado, sobre todo esto último. No tengo conocimientos juristas ni quiero dudar del jurado que dictó sentencia ayer, pero es duro ver cómo estas dos personas salen de rositas.
Tenemos ahora en España varios casos que provocan una incredulidad mayúscula de los ciudadanos en la justicia; por un lado tenemos el caso que acabamos de comentar junto a la ausencia de condena para Felix Mollet y Jordi Montull que saquearon, confesado por ellos mismos, el Palau de la Música (y a sus consuegros, no lo olvidemos :-).
Y por otro lado tenemos la persecución a la que está siendo sometido Baltasar Garzón por, básicamente, hacer escuchas al dúo acusado – abogado cuando en ellas seguían delinquiendo y por intentar devolver los cuerpos de los asesinados en la Guerra Civil a sus familiares.
Cada vez que veo a los políticos arengar a los ciudadanos en confiar en la justicia se me ponen los pelos de punta. La impunidad con la que algunos se mueven es manifiesta. Propongo cambiar, así en un pis-pas como hacen cuando les conviene, el artículo 14 de la Constitución (seguro que lo conocéis, ese que empieza por: “Los españoles son iguales….”).
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